miércoles, 25 de noviembre de 2009

YA NO MÁS (relato, en el día contra la violencia de género)



Hoy se celebra el día Internacional contra la viloencia de género. hece un par de años quise escribir un poema sobre el tema, en concreto sobre uno de los aspectos más preocupantes de éste: su reprodución en las generaciones más jóvenes. El poema, que ya lo subí en otro momento en este blog, cobró vida y aunque lo respeté como salió, lo inserté en un relato más amplio: YA NO MÁS.


YA NO MÁS

Tiene celos. Como si tuviera mil pequeños monstruos en el estómago, que le devoran. Puñales que le desgarran por dentro. Está apoyado en su moto, con el casco en la mano. Fuma compulsivamente. Ella ha quedado con unos amigos del trabajo. Se van cenar cuando salgan de la tienda. Piensa que ya no le quiere. La odia en este momento. Nunca lo ha hecho pero en este momento la golpearía. Ella es su niña. No soporta que otros la miren ni que la deseen. Es su princesa. Es sólo para él. Es una puta, piensa, que la gusta calentar a los tíos. Cuando la vea se va a enterar. El tiene derecho de propiedad sobre los demás. Duda si es demasiado blando con ella como le sugirió en cierta ocasión su colega. Los colegas, esos sí que no te fallan. Enciende otro cigarro. Escupe al suelo. Está jodido. ¿Y si se lo intenta montar con su compañero de la tienda, el gilipollas ese de gafas? La mato. Y a él le parto la cara. Creo que va tras ella. No me conoce.
No para de moverse, inquieto como un león enjaulado. Y ahora la ha dado por escribir poesía. Será cursi. Y por salir demasiado con sus compañeros de la tienda. No me importa que salga, pero de vez en cuando. Me tiene que prestar más dedicación a mí.
Se conocen desde el Instituto cuando tenían quince años. Llevan más de dos años juntos. Es todo su mundo.
Ella no quería verle después de la discusión de ayer. Reconozco que me pasé un poco, tal vez no debí haberla zarandeado de esa forma pero es que me puso de los nervios. Lo provocó ella. Hoy lo normal es que hubiéramos quedado los dos y no dejarme aquí plantado.
Le ha dicho en un mensaje de móvil que una amiga le lleva una carta. Espera.
Su amiga llega, le entrega un sobre y se va. Lo abre con desprecio. Y lee:


“No, no más, ya no más gritos ni broncas sin motivo
Ya no más llantos, ni voces,
Ni insultos ni humillaciones
ni peleas ni enfados
ni corazones rotos
Por razones que sólo tú conoces
Que sólo tú te inventas
Que sólo tú imaginas en tu mente aún de niño.
No, no más, ya no más arrepentimientos a deshora
No más cambios de ánimo
Sin razón aparente
Sólo por tu inseguridad infantil
No discuto que me quieras ni que me hayas querido
Pero es un amor que me mata, que me hunde, que me constriñe
Que no me deja vivir.
No más celos, ni espionajes a escondidas de mis mensajes de móvil
No más juegos ni más interrogatorios ni más controles”
No más cadenas a mi cuello con tu nombre
Que me marcan como un animal con dueño para que todos sepan a quien pertenezco.
Hoy es un día especial para mi y digo que ya no más
Y no te deseo de veras ningún mal
Pero no más, ya no más, obedecer sin chistar por el simple miedo al abandono
Necesito dejar de ser tu sombra, tu jarroncito de cristal, tu plantita a la que riegas con mimo
Tu juguete, tu capricho, tu manjar.
No más sexo sin preservativo, no más “tranquila cariño que yo controlo”
Porque nos jugamos que yo no haya más marcha atrás
Ya no más mi semblante de niña boba aferrada a su macho sin protestar
Ya no más tontunas, ya no más mi mente de princesita azul que sólo es responsabilidad mía
Hoy sabes que es para mí un importante día
Y a todo esto ya le quiero poner fin
Ya no quiero que nos hagamos más daño
Hoy cumplo dicinueve años
Y hoy quiero por mi misma empezar a vivir.

No da crédito. De qué coño está hablando. Supone que le está dejando. Siente una rabia loca. Mira el reloj. Las ocho y media. Aún queda media hora para que cierren en la tienda. Le da tiempo. Decide ir a buscarla. La quiere coger del brazo y que le mire a la cara y le responda quién le ha metido tantas tonterías en la cabeza.
Se siente amenazado. Su seguridad se tambalea. Ella es su único mundo. Coge la moto con ímpetu. Cruza tres calles dejando atrás a coches, peatones y a su propia lucidez que le sugiere que retroceda. Se detiene frente al Centro Comercial donde ella trabaja y desciende de la moto. Aún no lo sabe, pero bajo sus pies comienza a abrirse un abismo que conduce al infierno y está a punto de descender los primeros escalones.
Siente la sangre bombeándole las sienes, el corazón le late como si quisiera salírsele del pecho. Tiene los ojos muy abiertos, los labios apretados fuertemente, la respiración jadeante. Tiene la carta en la mano y cierra de forma inconsciente los puños y las uñas se le clavan en las palmas produciéndole dolor. Su mirada trasmite odio. Ahora es un cazador que busca a su presa.
Entonces cuando va a cruzar la calle, siente una tormenta en su pecho. Es una sensación casi olvidada, escondida entre las sombras de su infancia. Lucha contra ella, intenta dominarse, controlarla pero es más fuerte que él, se abandona y sin que lo pueda evitar rompe en un llanto desbordante. Esconde su rostro entre las manos y como un río que todo lo inunda, llora y llora, y como la lluvia que todo lo limpia llora y llora. Y como cuando era niño y no conseguía el juguete del escaparate, llora y llora.
Ahora es un llanto suave, constante cuando coge la moto y sin subirse en ella la gira y comienza a desandar sus pasos.
El no lo sabe pero a sus pies se está cerrando un abismo que conducía directamente al infierno. Mientras regresa a casa, como la suave lluvia que tras la tormenta riega el suelo, limpia el aire y envuelve el ambiente de frescor, él simplemente llora y llora.
Juan Carlos

1 comentario:

  1. Muy bonito, y gracias por este recuerdo en el día internacional para la erradicación de la violencia ejercida a las mujeres.
    Hasta pronto poeta.....

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