Por una de esas casualidades (¿o serán "causalidades"?), el azar me llevó en el verano del 2007 al Bukowski Club. Tenía por aquel entonces guardados mis poemas y relatos antiguos en viejas carpetas y cuadernos gastados. Al descubrir un rincón en la noche de Malasaña, donde sin exigencias técnicas, ni juicios, cada uno podía salir a un pequeño atril y compartir con los demás sus poemas, sus relatos... la magia hizo que la rueda de la escritura volviera a ponerse en marcha. No solo se trataba de leer uno sus cosas, sino de escuchar, de sentir las de los demás. A la par, una gente,maravillosa, diversa, pero con inquietudes afines por el arte cotidiano, el de la vida misma, nos íbamos encontrando en ese viejo rincón.Las cosas evolucionan, se transforman, y un nuevo proyecto de esa gente fue tomando forma: El colectivo-asociación La Vida Rima, con el simple objetivo de buscar la felicidad a través del arte, de la poesía... y llevando nuestras cosas por los más diversos rincones.
Una de esas noches, de jam poética en el Buko, ebrio de poesía, de una poesía anónima de gente anónima, que al día siguiente se levantaría para enfrentarse a la rutina de cada día, pero que por unas horas se había hecho posible la magia entre los que allí nos dábamos cita, me inspiró este poema: "Hay tres poemas"
A veces un lugar tiene esa magia especial y permite salvarnos a nosotros mismos de la abulia, de la pereza con la que afrontamos el día a día, permite exprimirnos, sacar todo lo que llevamos dentro y arrojarlo lejos sin ningún pudor para convertirnos en lo que realmente somos. Un abrazo, querido extraño.
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